La danza de la pluma sirvió como un medio auxiliar de evangelización y el único medio de difusión acerca del proceso de conquista en México. Posteriormente ésta se difundió desde su lugar de origen Cuilapam de Guerrero por la región de los valles centrales, en poblaciones como Zimatlán de Álvarez, Teotitlan del Valle. Sin embargo, tiempo después surgieron comunidades como la Villa de Zaachila que sin ningún sustento tradicional e histórico debatían sobre el lugar de origen de la danza sin contar con ningún documento o versión que logre dar veracidad a su pretensión de usurpar la autoría de dicha obra representativa, aunque se ha aceptado popularmente que la cuna de la danza de la pluma siempre ha sido Cuilápam de Guerrero. En la actualidad otras poblaciones como Teotitlán del Valle, San Bartolo Coyotepec, San Jerónimo Tlacochahuaya cuentan con versiones muy incompletas de la verdadera Danza de la pluma, puesto que no presentan el elenco completo que compone la obra tal como se presenta en Cuilápam de Guerrero, siendo esta última población, el lugar en que se conserva verdaderamente como una tradición en que convergen las actividades eclesiásticas, sociales y culturales como parte de la celebración religiosa de una mayordomía o fiesta patronal.
Yo soy el ritmo de mi raza y mi salto de energía retrata un pasado de historia de Malinche, Cortés y Moctezuma Cuilapan, Zaachila y Teotitlan fabrican mis plumeros de múltiples colores que reciben remembranzas de oro en las cabezas y en la manta de mi traje llevo pedazos de tela religiosas y flecos de oropel, mis puños pulsan sonajas de hojalata y macana de ocote en color Soy el hombre de Oaxaca, el que suda en el trabajo un agua de esperanza y el que se une a la danzas de todos los estados, con una mano fraternal para la patria.